miércoles, 18 de agosto de 2010

Micro-estrés

En “Un día de furia” (Falling down, 1993) Michael Douglas está “estacionado” en el tráfico (ajá, igualito que el viaducto a las ocho y media de la mañana) y observa cómo todos a su alrededor se miran unos a otros y se conforman permaneciendo quietos en sus vehículos, esperando, simplemente esperando. En un ataque progresivo de ira (la verdad es que sí se ve muy encabronado), abandona su coche ante la tensión, la frustración y el estrés que genera la vida moderna. Entonces decide enfrentarse a las adversidades y lo hace de forma violenta… ¡Se pone muy loco!

Otras muchas personas en la vida real quisiéramos hacer lo mismo, pero no lo hacemos, supongo que por civismo, y a cambio soportamos todo lo que se sufre viviendo en esta lindísima ciudad (y supongo que en otras tantas también).

Por eso y muchas otras cosas confieso que estoy harto de manejar, padezco de neurosis y estrés, además de que la gente se transforma cuando maneja un coche. Todo aquél que toma un volante se siente Ayrton Senna Da Silva, así que todos somos imbéciles, menos él. Además, no hay qué olvidar que te ves involucrado en discusiones, accidentes, mentadas de madre y otras linduras...

¿Y si decidiera dejar mi coche y viajara en los hermosos microbuses?

Microbuses: su clave de éxito es que, salvo en algunos lados, hacen paradas en cualquier punto, y tienen muchas más rutas que líneas del metro, trolebús, RTP y tren ligero juntas. Son conducidos, invariablemente por un Quijote que lleva a su Dulcinea en un banquito y a su fiel escudero haciendo las veces de heraldo, recibiendo a la gente y anunciando la ruta. Además, en el microbús puedes ir escuchando los éxitos tropicales del momento, vivir la emocionante experiencia de un asalto, o de un choque, o puedes sentir la emoción de ir colgado en la puerta sintiendo el viento. También son bien padres las carreras entre ellos y las competencias para ver quién gana más pasaje. Aparte son térmicos, cuando afuera hace frío, por algún extraño motivo hace más frio adentro. Y cuando hace calor, el micro por dentro es un verdadero horno.

De manera resumida se dice que el hombre proviene del mono... Y el mono debe provenir del microbusero…

¿Quién los pondrá en orden algún día? ¿Qué intereses se ocultan detrás de las rutas para seguir manteniendo en el volante a gente que sólo se distingue de los demás por su ignorancia, pedantería y falta de valores?
No quiero generalizar, pero el microbusero educado es un garbanzo de a libra.

Obituario: Sigue el pleito contra los curitas. Marcelo ya demandó. Y Sandoval sigue cagado de la risa.

1 comentario:

  1. Pues si, eso además de otras cosas es lo que nos califica dentro de los países de tercer mundo, es decir, la ineficiencia del transporte público.
    Transporte público: "Maxima prueba de democracia e igualdad social".
    Por lo menos es así como un servidor define al sistema de transporte (es como debería de ser en un país como este). O de que otra forma nos explicamos que en otros pasíses (no de tercer mundo salvo algunas honrosas excepciones) en el transporte público viaja la gente de todas las esferas sociales, claro está que las diferencias no son tan radicales. La cosa es que la gente en esos casos ha entendido lo absurdo de viajar en automóvil. Se que las distancias en esta ciudad no siempre permiten el facil traslado, pero creo que no habrá un cambio real hasta que: 1.- no se mejore la calidad de TODO el transporte público, y: 2.-la gente deje de creer en el ESTATUS que el automovil ofrece, aunque sea una pesadilla.

    Un abrazo Charly: Serginho

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